Deseo con el corazón fundido entre mis dedos;
aquí, ahora mismo, bajo el firmamento,
que el brillo opaco de luna ante el sol, conceda mis suplicantes anhelos.
Deseo que para la eternidad finita que dispone mi propia vida tú obscura presencia no se cruce ante la mía.
Que el horizonte visual que vislumbre tu mirada no alcance a contemplar mi luz; y que mis pupilas se salven de toparse con tu sombra, aunque sea en las proximidades de la lejanía.
Que el sonido de tu voz, no transporte hasta mí el reflejo de tus pensamientos, que mi voz enmudezca si de ti se trata.
Que para mi existencia, no exista más la tuya.
Mis recuerdos olviden tu nombre y, definitivamente mi eternidad finita desconozca que algún día sentí algo por ti.
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