No hay recuerdos agradables...
Todo fue un completo caos, según lo que mi presente respecta.
Una vez más...
no creo en el amor.
una vez más no es por algo que me haya pasado a mi.
Y los declaro marido y mujer...
Puede poner la granada en su mano.
¿Quién tiene el detonante?
¿Quien carga el explosivo?
¿Quien suelta la pólvora?
¿Está preparado para su propio fin cuando inicia la marcha hacia la muerte?
o...
¿Está preparado para reflejar en sus ojos el fin de alguien más?
Es mas cómodo ser quien libera el seguro, es más cómodo fingir agonía mientras quien explota en mil pedazos repite su muerte segundo a segundo.
¿Por qué?
Quien sostiene la bomba pierde.
Quién repite su muerte pierde.
Quien tiene sellada la granada con lazos de confianza, padece de estupidez auto-destructiva.
¿Cómo puede alguien creer en alguien?
¿Cómo puede alguien golpearme con uno de los fragmentos de su destrucción sí estoy tan lejos?
¿Cómo puedo ver que van a soltar el seguro y solo contemplar con detalles como su sombra se vuelve parte de los escombros?
-Te odio -pronuncian mis labios a la persona que de rodillas llora en el espejo.
-No lo hagas -respondió.
¿A dónde van todos los recuerdos que sobran en las memorias de quienes son sombras entre los escombros de un presente que se detuvo?
¿Cómo puedo ignorar las posibilidades de ahogarme entre la confusión, entre las cosas cambiaron y entre la imagen de un posible homicida, entregando una granada a alguien más?
Es como cuando ves que alguien arma una torre de naipes pero viene alguien y hace vibrar la mesa para que la torre de naipes se haga pedazos...
..y entonces la torre de naipes se hace pedazos.
Att: Nella
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